Comenzamos por colocar un litro de leche en una ollita, y la llevamos a fuego lento hasta calentar a una temperatura que permita introducir un dedo por 5 segundos sin quemarnos. En ese momento, retiramos la leche del fuego, e incorporamos ágilmente el pote o la porción de yogurt. Si queremos una consistencia mas untuosa y cremosa, podemos agregarle una cucharada de leche en polvo.
Pasamos esta mezcla a un recipiente adecuado. Si contamos con yogurtera de plástico mejor (la línea de Tupperware dispone de unas muy bonitas y útiles), sino podemos colocarlo en un contenedor plástico común, que cuente con tapa y cierre hermético.
Dejaremos nuestro yogurt casero allí dentro, cubierto por un repasador y en un lugar cálido y seco, durante aproximadamente un día.
Si no conseguimos yogurt natural, podemos hacerlo con yogurt de vainilla o de otro sabor, aunque para lograr un producto bien saborizado requeriremos de algún aditamento, como algún saborizante, o jugo y pulpa de frutas. Para ello, en nuestro artículo "Cómo saborizar los yogures caseros", encontraremos muchas ideas para enriquecer el sabor del mismo.
Recordemos que de no agregar aditivos o saborizantes, con cada tanda de elaboración este sabor se irá perdiendo, hasta lograr un yogurt de sabor natural apto para utilizar en nuestras próximas preparaciones.
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